Uno de los argumentos menos ponderados que provienen de aquellas personas que observan sus dietas con la precisión de un relojero es el supuesto alto contenido en calorías de una taza de café que puede poner en riesgo y hasta desestabilizar cualquier dieta.
Este argumento es totalmente falso y está fuera de lugar. Y podemos dar datos. Un café expresso como el que se puede obtener de una cafetera en la oficina, tomado con una cucharadita de azúcar para endulzar pero de sacarina, tiene exactamente cero calorías. Cero.
Si a ese mismo café expresso como el que solemos tomar en el centro de trabajo le añadimos una cucharadita de azúcar, también para endulzarlo, aporta cuarenta calorías. Cuarenta calorías que sólo llegan al café por el azúcar que se le ha añadido. Nada más.
Un café capuccino compuesto con una cafetera como las que hay instaladas en las oficinas lleva aparejada la ingesta de 200 calorías. Resultado también de todo el añadido que no es café.
Ahora supongamos un café de cafetera como las que comentamos. Con una pequeña proporción de crema, pongamos del 10% de todo el volumen de la taza de café. Además un terrón de azúcar, viene a representar el orden de 35 calorías, No más. Un café sólo, sin nada más que café, no las tiene.
De todo ello se deduce que el café por sí mismo no es una fuente de calorías, ni siquiera apreciable. Es el añadido para conformar la taza de café al gusto de cada persona, lo que podríamos llamar la personalización del café, lo que aumenta la proporción de calorías. Son los beneficios del café, simplemente por cómo es.
Foto / photo credit: Gibson Claire McGuire Regester
