La ceremonia del café en Etiopía: una tradición con mucho significado cultural

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El café tiene sus orígenes en el continente africano y particularmente en Etiopía, forma parte de sus culturas y tradiciones de una forma muy arraigada. La ceremonia del café en Etiopía es de suma importancia.

La ceremonia dura de dos a tres horas, la realiza el ama de casa y se repite tres veces al día: por la mañana, por la tarde y por la noche. Durante el proceso, se tuestan los granos de café y luego se hierve la infusión en vasijas similares a las que se utilizan para la preparación del café turco. Es necesario además repetir la ceremonia para recibir invitados al hogar, y para fechas o celebraciones especiales.

La ceremonia del café se considera uno de los hechos sociales más importantes en muchas villas etíopes. Y además ser invitado es un signo de respeto y cordialidad. Se conversa sobre política y otros temas sociales mientras se bebe, además se halaga a la preparadora de café por su arte.

Además de la cuestión social, la ceremonia del café en Etiopía tiene un rol espiritual. Deben seguirse determinados pasos, con pocas variaciones. Cabe decir además que el café tiene mucha asociación con el Islam, religión que se practica en forma mayoritaria en este país. Se cree que el espíritu se transforma en cada uno de los tres pasos de la ceremonia, gracias a las propiedades del café.

El inicio de la ceremonia del café en Etiopía

La ceremonia comienza con la preparación de la habitación donde se realizará. La mujer preparadora comienza dispersando hierbas y flores frescas por el suelo. Quema incienso que permanecerá encendido durante todo el proceso para ahuyentar a los malos espíritus. Se llena de agua una vasija de arcilla negra y de fondo redondo llamada jebena. Luego, se la coloca sobre brasas para comenzar a calentar el agua.

Luego, la anfitriona toma un puñado de granos de café verde y lo coloca en otro recipiente, más similar a una sartén occidental, que se lleva al fuego para sacudir los granos y limpiarles la cáscara.

Una vez que los granos están limpios, se los tuesta en el mismo recipiente muy suavemente, mientras se los remueve. Los granos van soltando el aroma, y ese aroma es una parte importante de la ceremonia.

Luego, se realiza la molienda del café con una suerte de mortero, que consta de dos partes: un recipiente llamado mukecha y un cilindro llamado zenezena. Luego, se añade el café al agua.

Cómo se sirve el café

El café se sirve apenas llega al primer hervor. En unas tazas de cerámica sin asas, que se disponen bien juntas unas a otras. La anfitriona debe tener la habilidad de servir el café con un solo chorro que va pasando de taza en taza, dejando los posos en el recipiente.

En algunos casos, el hijo menor sirve la primera taza al invitado mayor, y luego termina el servicio la anfitriona. El invitado agrega azúcar a su gusto, no es habitual ofrecer leche con el buna tetu (“beber café”).

Después de la primera ronda de café, se suelen servir típicamente dos más. Las tres rondas se denominan abol, tona y baraka. Cada ronda ofrece un café más suave que la anterior. Se dice que cada una de ellas va transformando el espíritu de quienes comparten esa ceremonia de café.

Existen variaciones a esta ceremonia, en alguna zonas del país. Por ejemplo, en el proceso de tostado algunas anfitrionas agregan cardamomo, clavo de olor o canela. Algunas además prefieren recurrir a un tamiz para colar el café.

En algunas zonas además, se agrega al café sal en vez de azúcar. También se puede endulzar con miel o saborizar con manteca.

Se suele acompañar de snacks como cebada tostada, maníes o rosetas de maíz, como aperitivos.

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