Uno pensaría que el café sería una temática recurrente en el cine. Pero la realidad es que los ejemplos íntegros son escasos, aunque fructíferas. Así es como muchos cineastas han sabido retratar la esencia de la experiencia que ofrece el café.
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Coffee and Cigarettes – Cine y Café
Ya un clásico, la característica “Coffee and Cigarettes” –Café y Cigarrillos- es el título con el que se engloba a de una serie de cortometrajes y largometrajes en blanco y negro de Jim Jarmusch. El hilo conductor general de la obra se circunscribe a diferentes encuentros entre personalidades del mundo del entretenimiento. Músicos, actores, etc. En el marco de una mesa de café, tomando café.
La versión en su forma completa se proyectó en el Festival de Cine de Venecia del año 2003. Allí nos presentó una serie de “viñetas” cortas tomadas en blanco y negro construidas unas sobre otras para crear un efecto acumulativo, ya que los personajes discuten sobre temas tales como helados de cafeína, París en la década de 1920, y el uso de la nicotina como insecticida; todo mientras están sentados bebiendo café y fumando cigarrillos.
El tema de la película es la absorción en las obsesiones, las alegrías y las adicciones de la vida. Y hay muchos puntos en común entre las historias. Tales son la bobina Tesla, el conocimiento médico, el delirio, la falta de comunicación, los músicos, las similitudes entre la musicalidad y habilidad médica. Entre muchos otros temas inusuales que retratan ese momento propiciado por el café compartido.
Encontramos a Stephen Wright y Roberto Benigniç; Steve Buscemi, Joie Lee y Cinque Lee; Iggy Pop y Tom Waits; los hermanos White –Jack y Meg-; y, el favorito de muchos, una conversación entre Bill Murray y los miembros de la histórica agrupación hip-hop, Wu-Tang Clan –GZA y RZA-; donde Bill incluso comienza a beber café directo de la cafetera.
Un café en Berlín – Cine y Café
Jan Ole Gerster no se propuso escribir una historia que describe el espíritu de la época. Más bien, el proyecto surgió con la creación de un personaje simpático, relacionable a quien el público ha encontrado enormemente fácil de aceptar: Niko Fischer. Gran parte del atractivo de Niko le debe a Tom Schilling. Un ex niño actor, quien retrata a un chico bastante movido por la inercia a través de su propia vida post-universitaria.
Ópera prima irónica y vibrante de Gerster, Un Café en Berlín nos mostrará a Niko viviendo el día a día mientras se desplaza por las calles de Berlín, observando con curiosidad a todos a su alrededor y ajeno a su creciente estatus como un extraño. Luego, en un fatídico día, a través de una serie de encuentros divertidos y absurdos, todo cambia. Su novia lo rechaza, su padre deja de pasarle dinero, y un psiquiatra extraño confirma dudosamente su “desequilibrio emocional”.
No es posible ignorar por mucho más tiempo las consecuencias de su pasividad. Por eso, Niko finalmente llega a la conclusión de que tiene que comprometerse con la vida. Filmada en blanco y negro intemporal y enriquecida con una banda sonora de jazz ágil, esta comedia dramática “de holgazanes” es una carta de amor a Berlín y la experiencia de la Generación Y.
En una escena se le ofrece un café a Niko, quien busca rechazarlo con excusas vagas como «Yo tengo un millón de cosas que hacer». Cuando en realidad se pasaba el tiempo vagando por su letárgica vida introspectiva. De esta manera, Gerster logra identificar este sentimiento con una analogía prolija respecto al café. En medio de una persona, sus relaciones, objetivos de vida e indeterminación ante un mundo caótico e inmotivado. Es el espíritu completamente opuesto a Coffee and Cigarettes, pero un excelente ejemplo relevante del café en el cine.