Una taza de café luego de las comidas, puede reducir el riesgo de contraer diabetes

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El consumo moderado de café resulta un beneficio para evitar la diabetes

 

La Diabetes, una enfermedad que acompaña actualmente a más de 250 millones de personas en todo el mundo, una pandemia que presagia un futuro de más de 380 millones de dulces pacientes en todo el orbe, con todo lo que ello implica desde el punto de vista de las complicaciones inherentes y sus repercusiones socioeconómicas; el riesgo de ser diabético es casi universal en nuestros tiempos. El consumo de café, la bebida que ocupa el segundo lugar de popularidad mundial, superada solo por el consumo de agua y que llena 2500 millones de tazas todos los días, ha sido considerado tanto como un riesgo para la génesis de la Diabetes por algunos; y como un factor protector para evitar su aparición por otros; una polémica asociación cuya balanza, en virtud de los estudios actuales se inclina hacia la conveniencia de su consumo, por el diabético y por aquellos con alto riesgo de desarrollar la enfermedad.

En la historia del café encontramos que se le han atribuidos efectos benéficos y curativos en diferentes áreas de la salud corporal, teniendo su mayor auge durante el siglo XVI, donde fue considerado prácticamente una panacea; en Francia fue utilizado en el tratamiento de la viruela, la gota; en Inglaterra para la indigestión, infecciones de transmisión sexual, e incluso para el resfriado. En 1819 el químico alemán Friedrich Ferdinand Runge aísla la cafeína del café y se extiende su uso como diurético y estimulante; atribuyéndose desde entonces todo lo bueno y lo malo relacionado con el café a la cafeína.

Pero el café no solo es cafeína, es una compleja mezcla de más de 100 químicos, mucho de los cuales son antioxidantes y Polifenoles, entre los que tenemos monosacáridos y polisacáridos, trigonelina, ácidos alifáticos, ácido clorogénico, ácidos grasos (mirístico, palmítico, palmitoleico, margárico, esteárico, oléico, linoléico, linolénico, araquídico, gadoleico, bohémico), minerales (sodio, potasio, calcio, fósforo, hierro, magnesio, cobre, zinc), 19 aminoácidos y 7 alcaloides (cafeína, teobromina, teofilina, paraxantina, teacrina, liberina, metiliberina), la gran mayoría de ellos con efectos benéficos probados.

Fueron varios los estudios que hablaban sobre la asociación negativa de la Diabetes con el café; los investigadores Jankelson y colaboradores en 1967 y Wachmann en 1970, reportaron un deterioro en la tolerancia a la glucosa, así como un aumento del nivel de azúcar en la sangre en voluntarios no diabéticos a quienes se les suministraba una sobrecarga de café; posteriormente en 1998 LaNoue y Lang, encontraron en ratas obesas que la cafeína inhibía la captación del azúcar por los tejidos, luego en el año 2002 Keijzers y su grupo de investigaciones, señalaron que la administración endovenosa de cafeína, equivalentes a las aportadas por un consumo moderado de café, diariamente a 12 personas no diabéticas, redujo la sensibilidad periférica a la insulina, lo que hoy conocemos como prediabetes.

Los detractores a estos estudios señalan por un lado que no se discriminó entre los efectos negativos del café y del tabaco, ya que al parecer la mayoría de los pacientes eran fumadores, además de ser un grupo muy pequeño, y por otro lado objetando a los que utilizaron solo cafeína, contraponen en primer lugar que el café no es solo cafeína y que la misma no tiene el mismo comportamiento en el café que en forma aislada, e incluso sus resultados contrastan con un estudio realizado en 1970 por Naismith y su equipo, que encontraron que el aumento del consumo de café por personas no diabéticos durante un período de 14 días provocaba una reducción en los niveles de glucosa en la sangre en ayunas, mientras que su sustitución por café descafeinado durante un subsiguiente período de 20 días no afectó a los niveles de glucosa.

Con relación a los efectos benéficos de la asociación Diabetes – Café, son muchos los estudios que lo evidencian, tanto en animales como en humanos, que señalan incluso un efecto estimulador de la secreción de insulina por acción de la cafeína, tal como lo reporta una investigación realizada por SHI en 1997. Por otro lado, isogawa en el 2003 reporta en Japón que el consumo de café tiene una asociación inversa con los niveles de azúcar en la sangre, señalándole una posible acción de bajar la glucosa en diabéticos.

Un estudio en Holanda en 17.111 personas, ha señalado la posibilidad de la acción protectora del café para la aparición de Diabetes tipo 2. Durante los últimos años se han publicado innumerables estudios en el mismo sentido, la revista Archives of Internal Medicine en su edición del 14 de Diciembre del 2009 difunde algunos de ellos, señalando que el consumo de café, incluso el descafeinado, puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2, al analizar los resultados, los científicos determinaron que por cada taza de café adicional consumida en un día se reducía el riesgo de diabetes en un 7 por ciento, quienes consumieron tres o cuatro tazas al día tuvieron aproximadamente un 25 por ciento de menos riesgo en comparación con quienes bebieron dos o menos tazas. Los estudios también evaluaron los efectos del café descafeinado y del té determinando un efecto similar en la reducción del riesgo de diabetes.

Dr. Carlos Basanta

Fuente: www.cienvar.com
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