Intentar llevar una taza de café llena hasta el borde de un lugar a otro sin derramar ni una gota, es una tarea difícil. Por algo, los juegos de tazas de café suelen venir con sus respectivos platos. Es así que las manchas provocadas por el derrame suelen ser la parte menos preferida por los fanáticos del café. La ciencia nos ofrece algunas respuestas al respecto, como que al agregar leche al café, es más difícil que se derrame.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Nueva York en los Estados Unidos, determinó que la capa de burbujas que aporta la espuma de leche que típicamente se forma en el latte, es más que suficiente para reducir en forma notable la movilidad del líquido al balancear la taza durante su traslado.
Puede parecer un mero dato curioso que poco aporta a la humanidad, más allá de evitar alguna mancha o quemadura, pero lo cierto es que este descubrimiento puede ser de utilidad para el transporte de grandes cantidades de líquidos, como el que llevan a cabo los camiones cisterna, que tienen un problema similar al de cualquier mortal que desea llevar su taza desde la cocina hasta la mesa del comedor.
“Cuando caminas con un vaso aparecen ondas en la superficie de la bebida. Si superan el borde se produce el derrame, pero la espuma lo impide”, explica la investigadora de la Universidad de Nueva York y coautora del estudio, Emilie Dressaire.
En efecto, las ondas que se forman en la superficie de un capuchino o de una cerveza, que sí tienen burbujas, “no son tan altas, y su amplitud decrece muy rápidamente”, haciendo más difícil que se produzca un derrame.
Así, quienes prefieren el latte, estarán más a salvo de derrames.